miércoles, 25 de marzo de 2015

Ocho razones por las cuales no como carne (si, soy deportista vegetariana, y estoy en perfecta salud)

La calidad de vida incluye el estado de tu cuerpo, mente, emociones, respiración, intelecto, la conciencia y relación con uno mismo, la relación con los demás, y la relación con el mundo. Cuando una persona está en un nivel de calidad de vida saludable, naturalmente entra en una vibración expansiva y armoniosa que le produce empatía con todo lo que lo rodea. Literalmente se reconoce parte de un todo, y está profundamente vinculado a su esencia. Difícilmente una persona en sintonía con su propia naturaleza y en paz, va a generar agresión o algún tipo de acción invasiva para sí mismo o para otros. Entonces, si lo vemos de este modo, cuidar nuestra salud no solo es un derecho, sino nuestra primera responsabilidad. A nivel macro; puedo elegir manterme en mi máximo potencial para ser útil, felíz, e irradiar algo positivo al mundo; o puedo descuidarme, dejarme caer, elegir hábitos negativos, y empezar a irradiar basura hacia el afuera (la misma basura que consumí y que está fermentando adentro, haciendo de mí un foco de toxicidad).

"No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz" -Madre Teresa de Calcuta


Por qué elijo no consumir animales muertos, entonces?
  1. Por que a nivel físico tardan 72 horas en digerirse. Esto significa que esa carne que comí el domingo recién termina de salir de mi organismo el miércoles. Es intersante saber que la temperatura del cuerpo humano es de 38 grados centígrados en su interior (sí, imaginate un día de verano con 38 grados, y poné un pedazo de carne fuera de la heladera por tres días... lo mismo sucede dentro tuyo). Esto obviamente no lo ves, pero genera pesadéz en el cuerpo y en la mente durante todo ese largo proceso que el organismo enfrenta para asimilar lo que le sirve, descartar lo que no, y expulsarlo. El alimento perfecto es aquel que tarda poco en digerirse y que brinda mucha energía natural (energía vital NO ES aceleración o euforia, sino claridad, entusiasmo y predisposición para hacer cosas con una mente serena y clara). Una verdura tarda al rededor de 2 horas en digerirse dejándonos frescos y animados por más tiempo.
  2. El cuerpo humano no está preparado para consumir carnes. Si observamos nuestra mandíbula la veremos parecida a la de una vaca, o a la de un caballo o jirafa. Nuestros dientes son parejos, la mandíbula pequeña, y tenemos un ritmo de vida activo constante. Los leones por ejemplo, cazan y luego duermen durante días. Sus colmillos y mandíbulas son enormes, y sus aparatos digestivos presentan infinitas diferencias con nuestros largos y finos intestinos.
  3. El mito de las proteínas: hay numerosos profesionales con diversas opiniones, y está muy bien escucharlos e investigar hasta dar con alguno que pueda entender y empatizar con nuestros objetivos de vida. Si lo que te dice una persona no te cierra del todo, sos libre de buscar otro enfoque y opinión. Con esto te quiero decir que vas a encontrarte con algún nutricionista que te diga que es un suicidio que no comas carne, que sos un hippie ridículo y que te vas a morir de anemia. Pero aún así, la realidad demuestra que existen muchos deportistas incluso en alto rendimiento que eligen una dieta vegetariana o vegana hace años, y que no murieron. Desde mi experiencia personal puedo decir que cuando hace 7 años hice mi cambio de dieta estaba entrenando gimnasia acrobática de manera bastante intensa, y muy al contrario de lo que se prejuzga, mi rendimiento empezó a ser más elevado. Mi mente funcionaba más eficientemente, mi predisposición al entrenamiento era mucho más alta, mi flexibilidad mejoró en niveles indescriptibles, y la consciencia y control de mi cuerpo en el espacio tomó una nueva dimensión. Esto al margen de que me sentía mucho más felíz, liviana, y relajada. Mis análisis desde ese momento dieron siempre 10 puntos.
  4. En Argentina tenemos el hábito cultural del asado, lo sé. Pensamos que no vamos a poder sobrevivir sin el domingo tal cual lo conocemos. Pero en otras partes del mundo las personas no comen carne, y no son menos inteligentes, sociables, creativos y eficientes en el deporte que nosotros. Claramente comer carne es una elección, no una necesidad. Y si tenés miedo de “quedarte afuera” o del prejuicio de tus familiares y amigos, simplemente sumate a las comidas llevando verduras para poner a la parrilla, y compartílas con todos. Si te reís y te lo tomás livianamente, vas a ver que nadie va a cuestionar nada. En cambio, si te ponés a predicar agresivamente marcando lo mal que hacen ellos en comer lo que comen, claramente vas a quedar aislado. Incluso si alguien te pregunta, podés decir que por unos días estás tratando de comer más liviano para ver si te sentís mejor y si el hígado descansa. Sólo eso.
  5. Si pensar en todos los beneficios personales a nivel físico, mental y emocional no te basta, pensá en lo poco ecológico de la industria de la carne. Es mucho el desperdicio de suelo y de recursos solo por satisfacer el gusto de algunos. Para esto recomiendo ver “home”, un documental con imágenes de la Tierra que expresa datos claros sobre lo que implica a nivel mundial el consumo de carne.
  6. Si el planeta y la ecología no te conmueve o convence lo suficiente, pensá en lo tortuoso que es para las gallinas, vacas y chanchos ser criados y reproducidos en condiciones absolutamente inhumanas. Es muy denso, muy terrorífico, muy agresivo lo que viven estos seres vivos, y elegimos no mirarlo o inmunizarnos a ello. Cómo es posible que mires a los ojos a tu perro y lo abraces, lo alimentes, lo bañes, le des besos, y lo quieras hasta el fin de tus días, y que por otro lado cooperes con una industria que tortura de manera sostenida durante años, años y años, a una especie que podría tener los mismos ojos que tu perro? La única diferencia es la forma de su cuerpo; tal vez es mas gordo, tal vez tiene menos pelo que tu perro, pero tiene los mismos ojos, las mismas reacciones de emoción cuando te acercás a acariciarlo, el mismo movimiento de la cola cuando está contento. Está vivo, tiene derecho a ser libre y a desplegar su existencia de manera natural en su hábitat sin que ninguno de nosotros lo esclavice, torture y mutile. Hay que tomar consciencia de que esto es serio.
  7. Las carnes son alimentos muertos. Tienen una energía vital negativa. Y a medida que uno va consumiendo sustancias bajas en “energía vital”, va sintiéndose más desganado y apático. Es normal que en un nivel denso de intoxicación ya incluso se pierdan las ganas o la motivación de estar mejor. El entusiasmo fresco y genuino por la vida decae, las ganas de cuidarse a uno mismo se nublan, y la conexión con nuestro potencial se esconde bajo capas y capas de toxinas. Aparecen pensamientos bajos y pesados como resignación, quejas, pesimismo, y emociones como depresión y frustración. Sí, tus pensamientos y emociones también están vinculados a todo aquello de lo que te alimentás.
  8. La premisa para mi es la siguiente; cuanto más natural, mejor. Y paso a explicar por qué: El cuerpo humano es parte de esta naturaleza. Está construído íntegramente con todo lo que necesita para funcionar a la perfección. Y si surgen dudas sobre esto, basta con mirar cualquier ambiente natural en estado virgen, y compararlo con ese mismo espacio luego de la intervención humana. Nuestros cuerpos y mentes también son lugares naturales. Con qué tipo de estímulos, alimentos y compañías nos nutrimos? La calidad de todo aquello que elijas para alimentarte y enriquecer tu vida definitivamente determina la calidad de la misma. Claramente nuestras “enmiendas” y “mejoras” son sencillamente métodos que utilizamos para contrarrestar los deterioros que producimos. Es como perder dinero en una apuesta y para volver a estar en cero, volver a apostar. Las personas vamos adquiriendo hábitos negativos (aquellos que dan placer a corto plazo pero que nos perjudican a largo plazo), el problema comienza cuando buscamos una solución externa y rápida que revierta el asunto; como comer chatarra en exceso, subir de peso, y después recurrir a pastillas para regularizar todo lo que está fuera de control, o buscar operaciones que me "arreglen". Estos métodos son artificiales y deterioran nuestra calidad de vida enmascarando el problema por un tiempo, pero también te adormecen y agravan la desconexión con uno mismo. Pastillas para dormir, pastillas para levantarse, pastillas para asimilar el alimento, pastillas con “suplementos”, pastillas, pastillas, pastillas... El círculo en el que podemos entrar si no dejamos de consumir “parches” es bastante oscuro. De todo corazón, te deseo que elijas volver a vos, a tu centro, ahí en donde vas a encontrar toda la satisfacción que tal vez buscaste durante mucho tiempo en el afuera.
"Así como el alimento es la nutrición del cuerpo, debes considerar que la meditación es la nutrición del alma". -Sri Sri Ravi Shankar

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