lunes, 4 de mayo de 2015

10 aspectos diferenciales de India que TENÉS que vivir en carne propia

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En Bangalore, India
Hace unos 3 años tuve la oportunidad de viajar a India. A mi me encanta viajar, pero no es fácil haber crecido y haberte desarrollado en un cierto entorno porteño, muy cálido, sociable, creativo, expansivo, y abierto para el arte y para todo tipo de emprendimientos super diferentes, y de repente encontrarte en una cultura milenaria que evolucionó en un sentido totalmente distinto que el que vos conocés. Por esto es que es tan importante exponerse a ese tipo de viajes, porque te sacuden totalmente la estantería y te hacen replantearte estructuras, valores, costumbres, y te ponen a prueba la flexibilidad. Todo lo que es tan extremo, si bien puede ser duro o incómodo en el momento, te termina ayudando a crecer. Y conocer cosas diferentes y salir de tu zona de confort es la clave para mantenerte creativo.


Llegué a Bangalore en Enero del 2012. Venía de pasar 2 semanas en Berlín, y la sensación de seguridad y de aire puro en Alemania había sido un descanso. Puse un pie abajo del avión y el calor de la India me impactó. La diferencia con el frío polar de donde venía era impresionante. Me sentí invadida. Era la madrugada. Salí del aeropuerto y recuerdo vívidamente el temor repentino que me vino, y la resistencia que tuve que vencer para empezar a interactuar con el país exhuberante al que había llegado. Las experiencias concretas que viví, a dónde fuí, quedarán para otro post. Pero por lo pronto lo único que te puedo decir es que tenés que hacerlo. Tenés que ir, porque es un aprendizaje invaluable.

A continuación las 10 diferencias radicales de India con nuestra jovencita cultura occidental, que vale la pena tener en cuenta a la hora de decidir embarcarte en esta flor de experiencia:

  • India es muy diferente. Valores y formas de hacer las cosas que vos considerás básicas, y ni siquiera te das cuenta de son parte de tu idiosincracia, allá no están, y viceversa. Allá no está bien visto cuestionar la forma tradicional de hacer las cosas o pretender apurar a alguien. Lo que está bien visto es ser sereno, paciente y no contradecir. Esto pone a prueba tu capacidad de aceptación a esta cultura ya que acá practicamos la aceptación si tenemos que esperar 5 minutos a que un vendedor nos atienda y allá 30 minutos es lo mínimo que vas a esperar, aún si el vendedor no está haciendo nada. El apuro o la prepotencia que todos tenemos acá, allá simplemente no existe. A donde sea que vayas, vas a encontrar gente sentado en el piso (en cuclillas) no haciendo nada, simplemente esperando.
  • Jerarquías sociales: son muy fuertes. Están super instauradas y por más que esto te detone por injusto, vas a tener que encontrar la manera de moverte entre ellas con toda la cintura y creatividad que encuentres. Si tenés dinero o aparentás ser de una clase socio-económica alta, para ellos valés más y te van a tratar como una reina/rey. Si contratás servicios, hoteles, o tours caros, te van a manifestar más respeto. Por el contrario, si no estás dispuesto a pagar mucho dinero, te van a ignorar. Es posible que hagas un viaje hasta otra ciudad y que cuando llegues a tu hotel previamente reservado por internet, decidan que no les importa tu papel impreso y que sin mirarte, te fleten.
  • Todo cambia todo el tiempo: Nunca, repito NUNCA sabés con exactitud si tus reservas de hoteles o buses o tours van a salir en tiempo y forma. Lo más probable es que no, o que tengan mucho retraso. Todo esto es parte de viajar por India. O te adaptás y te dejás llevar a lo que el camino te propone, o te enojás y le pegas una patada al mostrador del hotel (que no te soluciona nada, por cierto, yo ya probé.)
  • Chamuyo: Si bien a India es conveniente ir con una mente abierta, sin apuro, aprovechando de todas las personas que vas a conocer en el camino, y no con tu plan perfecto de viaje ya cerrado, aún así, no aceptes alternativas de viaje de hombres que se te acerquen mientras que estás haciendo una fila para sacar un pasaje a X lado. No importa cuánto te digan y te repitan que ellos tienen un precio mejor, o que ese bus o tren está bloqueado, o que ellos no son vendedores. Dos veces quise ir a sacar el pasaje para hacer un viaje de un día al Taj Majal desde Nueva Delhi y no pude. Parece tonto, pero no logré llegar a la ventanilla porque los falsos vendedores te acosan tan insistentemente que te terminan confundiendo. Aunuqe vos sepas esto, encuentran la manera de llevarte a otra parte (para entender exactamente el nivel de manipulación psicológica pueden ver el capítulo de Friends en donde Ross y Chandler intentan darse de baja del gimnasio, y fracasan.)
  • Vestimenta para mujeres: En muchas áreas no es conveniente que si sos mujer vayas con musculosa, y ni hablar pollera corta o short. Mirá como se visten las mujeres locales y si es posible, tratá de charlar con ellas. Escuchalas. Ellas te van a recomendar cómo es mejor vestirte. Si querés incluso mezclarte más entre ellas (va a llegar un punto de tu viaje donde te canses de ser una carnada/turista y quieras caminar por la calle tranquila) ponete un pañuelo en la cabeza tapándote el pelo.
  • Habilidades de negociación: La ropa es excesivamente barata. Pero acordate de que el precio que te dicen primero NUNCA es el real. En los puestos en la calle o en los mercados abiertos sabé que el precio lo vas a acordar según tu capacidad de negociación con el vendedor. De entrada te van a decir que algo sale 400 rupias, y está en vos aceptar eso o seguir negociando. Tal vez acuerdes en 300 y te quedes satisfecho/a, pero sabé que el valor de ese objeto a una persona local es de 40 rupias. Esta regla rige para absolutamente todo lo que quieras comprar, excepto para hoteles muy elegantes.
  • El medio de transporte para traslados cortos y medianos es el tuk-tuk. Es como una moto con espacio para dos o tres personas en su interior, sin puertas. Es mucho mas barato que un taxi normal pero acordate de dos cosas muy importantes: el precio negocialo con el conductor (ver punto de arriba), y tené cuidado a dónde te llevan. Estate atento y no charles demasiado con el conductor. Esto no pasa siempre, pero en general son muy charlatanes y aunque no te des cuenta, te están extrayendo información. Aunque parezcan inofensivos, no les des datos ni de tu tipo de vida, ni de a donde vas, ni de las cosas que tenés encima. Lo menor que te puede pasar es que te lleven a un mercado con el cual tienen comisión por llevar turistas, y esto nos ha pasado a todos al menos 2 veces durante el viaje. Vos les pedís de ir a X lugar y ellos te dicen “si si si” y te llevan a otro. No es un error de interpretación debido al lenguaje. Ponete firme y pedile que te lleve a donde vos querés ir. El arte del chamuyo allá alcanza niveles que superan al argentino. Ellos tienen un master mientras que nosotros estamos a penas en la primaria. No seas ingenuo ni tengas miedo a ser irrespetuoso, todo el tiempo están tratando de venderte algo y vos podés elegir la técnica que más vaya con vos para sacártelos de encima: podés aceptar charlar con alguno para sacarte de encima a los otros, podés chamuyarlo vos a él y decirle que sí, que mañana vas a ir a su mercado (y al día siguiente lo vas a tener parado en la puerta de tu hotel preguntando por vos), podés ignorarlo (y te van a perseguir 3 cuadras mínimo), podés decirle que no de buena manera (error, acá les abrís la puerta para chamuyarte más), o podés gritarle. Adivinen qué hacía yo.
  • Machismo: En India el rol de la mujer y el hombre no están equiparados. Si bien la mujer es la que ordena todo en la casa y se tiene mucho respeto por su figura, en la vida fuera de su casa no tiene las mismas posibilidades que los hombres. Tal vez te encuentres con vendedores hombres que te ignoren, o tal vez te pase lo contrario y te quieran levantar. Más allá de la frustración que produce este comportamiento por lo injusto que es, tratá de tomartelo como parte de su cultura y encontrar un punto medio entre ser paranóica y tensionarte, y ser inconsciente al respecto. A su vez, esto tiene un lado B que puede no ser del todo perjudicial para nosotras, y es...
  • … la existencia implícita de una hermandad secreta entre mujeres. No todas, pero en general son amistosas unas con otras y se prestan a ayudarse. Si te sonríen y sentís que podés confiar en ellas, está bueno que sigas ese instinto y que te dejes cuidar. Son super maternales y se ayudan de igual a igual. Te van a dar consejos de ropa, de pelo, te van a ayudar a ponerte el saari (vestimenta típica de la mujer en India), y les va a encantar charlar con vos. Además, es algo general que en India se tiene mucha admiración al turista y a sus diferencias físicas. Si sos rubia o de piel blanca, o tenés alguna diferencia notable, van a querer acercarse a vos y sacarse fotos, o hacerse amigas.
  • La comida suele ser infernalmente picante. Acordate de pedir todo non-spicy, y no te frustres cuando de todas maneras te venga pincante. Simplemente no está en las posibilidades de un cocinero indio no agregarle al plato alguna especia muy intensa. Tratá de no comer cualquier cosa por la calle. Quizás el estómago de los locales es más fuerte o están acostumbrados, no lo sé, pero el 90% de los turistas que viajan por India terminan con malestar estomacal en algún momento del viaje, sea por lo fuerte de los condimentos, o por las condiciones poco deseables de higiene de la cocina.

India me llevó al extremo de los prejuicios, al punto que mi propia resistencia me acorraló y un día no pude salir de la habitación del hotel. Estaba en Nueva Delhi. No podía volver a enfrentar a los miles de locales queriendo venderme cosas con una insistencia permanente que en mi vida había conocido. No podía seguir diciéndoles “no” y que siguieran ignorándome, acosándome cada vez más de cerca para que les compre algo.

Dicen que en cada viaje uno vive la experiencia que le toca vivir para el crecimiento propio, y que el contexto es solo un espejo que refleja lo que vos tenés adentro. Claramente esto me tocó vivir a mi para que superara mis limitaciones y aprendiera a aceptar las diferencias interculturales con amor y libre de prejuicios. Y si bien en diferentes momentos de este viaje me enfermé, me intoxiqué, me enojé hasta que me dolió la cabeza, me pelié con locales, y perdí 10 kilos, también aprendí y crecí un montón. Fué duro, pero agradezco haber tenido esta experiencia porque me abrió la cabeza. Y, como una vez me dijo un suizo “si uno quiere viajar y disfruta de hacerlo a menudo, no puede ir a cada lugar juzgando y criticando todas las diferencias que encuentra”.


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