Postura del Guerrero en Yoga. Combina fuerza, flexibilidad y equilibrio en una permanencia activa.
Si ya fuí lo suficientemente incisiva en el post anterior con todo lo que te dije sobre la importancia de ejercitarse, y te decidiste a hacer algo para estar mejor; acá pasamos a entender un poquito las formas en las que el ejercicio físico te beneficia, según cómo entrenes y según tus objetivos. Primero hay una breve explicación anatómica y luego su correspondencia, según mi experiencia personal y subjetiva, de sus efectos en el desarrollo personal y camino del autoconocimiento.
Todas las características que se enumeran en este post pueden trabajarse según los requerimientos de cada persona en diferentes medidas. No todos necesitamos la misma intensidad de entrenamiento de resistencia, ni de fuerza, ni de coordinación. De hecho, el equilibrio natural de cada persona es diferente y varía según el biotipo (clickeá acá para saber qué es el ayurveda, o ciencia de la vida que agrupa a los seres en tres grandes áreas donde rige una energía o elemento diferente). Pero en este momento la intención es descubrir que en general las fortalezas a nivel físico son las mismas que a nivel mental o emocional. Las direcciones de cómo llegar al máximo potencial de cada uno dependen de en dónde estés situado en primer lugar. Pero es interesante estar en contacto con uno mismo y saber identificar hacia donde es necesario dirigirse para avanzar en el crecimiento propio.
A continuación, un punteo sobre lo que considero son los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de entrenar:
1. Reconocer sus fortalezas y
continuar usándolas y desarrollándolas. Por ejemplo, en mi caso continúo trabajando la fuerza y la coordinación.
2. Reconocer aquellos aspectos en
donde se encuentran más dificultades y conseguir un guía
profesional de la salud que asesore para lentamente atravesarlas. No es casualidad que haya ido a parar a un grupo de corredores, en donde me encuentro trabajando la resistencia, mi gran punto débil.3. Realizar ejercicios que involucren el desarrollo de la fuerza. Esto es el fuego intenso dentro de cada uno, la determinación, la capacidad mental y espiritual que lleva a una persona a tomar algo con sus propias manos y hacerlo suceder, y no simplemente a sentarse a esperar. Trabajar la fuerza apela a desarrollar el guerrero dentro de cada uno.
La
fuerza es la condición que nos permite vencer un peso gracias a la
capacidad de los músculos de tensionarse. Sería lógico pensar que
cuanto más volumen muscular tiene una persona más fuerte es, pero
la definción estaría incompleta. Según el tipo de entrenamiento
elegido, es posible que una persona haya desarrollado más fuerza de
la imaginada. O por el contrario, podemos estar observando a alguien
con gran masa muscular, y que no posea tanta fuerza como otro cuyo
volúmen es más modesto. Esto se debe a que hay dos grandes formas
de desarrollar la fuerza; isotónica e isométrica. La primera
consiste en repeticiones del ejercicio en las cuales los extremos del
músculo se acercan y se alejan. Se gana mayor ancho en el músculo,
pero se acorta. La otra manera de desarrollar la fuerza
es isométrica, y es fundamentalmente la que utiliza el yoga. En este
caso se trabaja manteniendo una posición, sin variar su largo ya que las articulaciones no entran en juego. El resultado es muchísima fuerza en poco
volumen muscular, y es la manera ideal para trabajar la fuerza y la
flexibilidad al mismo tiempo.
Por
supuesto un entrenamiento ideal debería tener ambas formas de
ejercitación. Pero es muy útil ser consciente de lo que está
sucediendo y del aspecto mental que nos permite desarrollar cada uno.
Es muy difícil para esta época en el mundo occidental desarrollar
la habilidad de PERMANECER en un estado o lugar, sin querer HACER
algo para modificarlo, ya sea para apresurarlo, para cambiarlo, para
terminarlo, o intervernirlo de cualquier manera. Desde mi
experiencia, los ejercicios isométricos son una de las formas mas
eficientes de practicar la permanencia activa; y al mismo tiempo de
flexibilidad del cuerpo y la mente. Es encontrar la quietud DENTRO de
la actividad. No es dejarse ir por completo y abandonar todos los
esfuerzos (como sucede cuando entrenamos flexibilidad), sino que
obliga a mantenerse alerta, pero sin la urgencia de
modificar el presente. Esto es aceptación activa del ahora.
4. Realizar ejercicios de flexibilidad para practicar la capacidad de relajarse luego del esfuerzo intenso. Es dejar ir la tensión totalmente tanto a nivel físico como a nivel mental.
La flexibilidad está
dada por dos factores; la movilidad articular y la elasticidad de los
músculos. Es uno de los aspectos más subestimados de un buen
entrenamiento físico, ya que se cree que ser flexible es sinónimo de ser contorsionista o gimnasta. Sin darnos cuenta, la mayoría de las veces pasamos por alto o acortamos el tiempo de elongación posterior al ejercicio. Y a menudo cuando creemos que lo hacemos, no llegamos a entrar realmente en el estado de “abandono del esfuerzo”. Simplemente repetimos una postura que entendemos superficialmente como “de elongación”, haciendo rebotes y esquivando el momento de permanecer EN el estiramiento. Si la mente está en ese estado al momento de elongar, sólo vamos a conducirnos a lesiones.
Todos debemos trabajar
nuestra flexibilidad de manera consciente y diaria, ya que de otra
manera nuestros músculos se van contrayendo, acortando y volviendo
más rígidos con el tiempo. Trabajar la fuerza e ignorar la
flexibilidad es peligroso ya que el organismo no logra eliminar las
toxinas luego del esfuerzo, y éstas quedan alojadas en el
mismo. Además de empeorar la calidad de vida y generar dolor,
eventualmente pueden conducir a lesiones. Tanto fuerza como
flexibilidad deben trabajarse ya que una NO ES más importante que la
otra. Una persona fuerte pero inflexible tiene grandes chances de
romperse un tendón, un ligamento, o desgarrarse un músculo (la famosa comparación de qué es más fuerte, si un árbol o un junco). Y una
persona demasiado flexible pero con insuficiente masa muscular va a
tender a ser inestable a nivel articular. La flexibilidad depende
directamente del estado de relajación de la persona, es decir, de su
capacidad para dejar ir la tensión inecesaria de los músculos y de su mente.
Qué
entreno cuando entreno la flexibilidad? Exactamente eso; la capacidad
mental de dejar ir el rechazo o la resistencia a lo que sea que esté
ocurriendo en ese momento dentro o fuera de nosotros.
Una
manera de asegurarse entrar en el estado mental correcto para elongar
es prestarle atención a la respiración. En vez de contar en
segundos, contar en cantidad de respiraciones profundas. Luego de un
ejercicio intenso de contracción se debe permanecer al menos 20
respiraciones profundas en cada postura de elongación. También es
importante tener en cuenta que para elongar el mismo músculo puedo
elegir posturas en las que el propio peso del cuerpo me relaje, en
oposición a posturas en las que deba contraer otros músculos para
mantener. Por ejemplo, para elongar brazos puedo sentarme con la
espalda recta y presionarlos contra el pecho, o puedo recostarme boca
abajo con el brazo aplastado por el peso del cuerpo. Esto ayuda a la
relajación mental. Obviamente hay momentos en donde es conveniente
elongar de una manera pasiva, y otros de una manera más activa. Pero
en general dado que a las personas nos cuesta relajarnos y por ende
hacer trabajo de flexibilidad, por lo menos los primeros tiempos de
entrenamiento sugiero practicar un tipo de elongación más pasiva
haciendo una pasada general por todos los grandes grupos musculares
del cuerpo, y luego, de ser requerido, realizar una elongación más
activa para algunas zonas específicas que se hayan exigido más.
Nota sobre la fuerza y la flexibilidad: Saber actuar con determinación
es tan necesario como saber soltar y permitir que las cosas
simplemente ocurran sin mi intervención explícita. La fuerza y la
flexibilidad no son polos opuestos, sino que son parte de un todo.
Cuanto más logre relajarme, mayor va a ser mi efectividad y
precisión al momento de actuar con fuerza. De igual manera, si no me
esfuerzo al cien porciento en algún momento, difícilmente pueda
descansar después.
En acrobacia de aire, específicamente en tela, hay mucho de entrenamiento de fuerza, flexibilidad y sobre todo en los comienzos un gran desafío de coordinación. El cuerpo invertido en el aire o algunas partes apretujadas entre las telas hacen que el esfuerzo por acceder mentalmente a algunos músculos se vea obstruído. Es un gran entrenamiento de reconocimiento profundo del cuerpo en el espacio.
6. Coordinación: Es la
inteligencia o delicadeza fina de los músculos para realizar
movimientos exactos y controlados. Podríamos decir que es el nivel
de detalle máximo con el que una persona puede moverse. La forma
más desafiante de desarrollar esta cualidad es pasar de posturas en
donde se requiera un gran nivel de fuerza, para luego entrar en una
postura de equilibrio en donde se requiere selección sutil de
músculos activos. Esto incrementa la capacidad de observación, de
consciencia del espacio interior, de silencio de una persona. Tener
fuerza sin coordinación o control hace que el movimiento de una
persona sea salvaje y poco cuidadoso. De igual manera, desarrollar
la delicadeza sin la fuerza genera debilidad.
Coordinación es creatividad. Y este es un tema que en este blog nos interesa mucho. Es encontrar nuevas conexiones neuronales, pavimentar nuevos caminos en el cerebro y en la conciencia. Si el cerebro es un bosque, implica abrir nuevos caminos alternativos al clásico que usamos siempre. Se trata de conocer y transitar otros más angostos entre los árboles. Quizás unos muy finos en los cuales si uno va apurado es difícil entrar.
7. Resistencia: Es la capacidad de mantener una actividad en el tiempo. Está condicionada mayormente por la capacidad pulmonar y la resistencia muscular. Implica mantener un ritmo de actividad que permita que el organismo no entre en falta de oxígeno, es decir, actividad aeróbica. Es una capacidad diferente a la explosividad o potencia, la cual no requiere resistencia a un nivel parejo sino todo lo contrario; involucra máxima intensidad en una cantidad corta de tiempo. La respiración está íntimamente relacionada con la resistencia, ya que genera cambios en nuestros pensamientos y emociones según su patrón; por ende tener la capacidad de ampliar nuestra respiración produce cambios inmediatamente en nuestra resistencia y en nuestra mente.
-Velocidad y Potencia quedan pendientes para desarrollar en un próximo post. Estate atento!
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Hace un tiempo me rompí el tendón de
Aquiles. Lógicamente esto no sorprende. En mi cuerpo, mi forma de
entrenamiento y mi estructura mental siempre existió más fuerza que
flexibilidad. El problema es que cuando una persona con estas
características se desestabiliza y deja de entrenar regularmente su flexibilidad, rápidamente se tiende a volver a la
rigidéz, a ganar peso, a acumular masa y toda clase de toxinas. Esto
me sucedió a mí durante varios años. Por supuesto, un tiempo
después sentí que necesitaba un cambio, pero al volver no lo hice
progresivamente y me expuse a un entrenamiento para el cual no estaba
en condiciones. El resultado es el que mencioné más arriba, por lo
cual tuve que enfrentar 2 meses de yeso, y un año de rehabilitación.
Obviamente en ese tiempo no solo rehabilité el cuerpo y el tendón
en sí mismo, sino que reconocí toda una estructura mental que debía
ser reorganizada.
Esta situación me obligó a ir a un
gimnasio y entrenar por mi cuenta durante varios meses. Después de
haber sido deportista y haber dado clases de acrobacia, tuve que
bancarme estar en el fondo del tacho. Llegué a un gimnasio con varios kilos de más, sin poder
saltar, sin poder correr, sin poder realizar una clase de bicicleta
completa ya que no podía pararme en los pedales, y tuve que convivir con esa
imagen de mí misma durante varios meses (en otro post hablaré del importante rol del EGO
en el entrenamiento). Desarrollar la capacidad de permanecer en un
proceso que no me mostró resultados rápidamente, y aprender a
confiar en mi y en la sabiduría del tiempo, fue uno de mis mayores logros del 2014 y de mi vida.
* * *
Todos tenemos tendencias naturales,
aspectos en los que somos muy buenos y aspectos que debemos trabajar.
Es necesario escuchar nuestro cuerpo y aprender a hacer silencio para
reconocer qué está pasando realmente adentro, que de todas maneras
siempre se manifiesta en el afuera. Mientras que algunos necesitamos
mantener vivo el entrenamiento consciente de la flexibilidad, otros
necesitan aprender a desarrollar su fuerza y a confiar en sí mismos
para tomar el toro por las astas. Mientras que unos necesitamos
exponernos a entrenamientos de resistencia, otros para
crecer necesitan entrenar su intensidad. Además, todos necesitamos trabajar
nuestra coordinación y equilibirio, y ser conscientes de
nuestra respiración; ya que éste es el hilo conductor que atraviesa
y une todas las partes de este rompecabezas que parecen estar
disociadas, pero que realmente no lo están. Cuerpo, mente y
emociones. Todo está unido. Si sos consciente de tu respiración vas
a ampliar tu capacidad pulmonar, tu energía (combustible!), tu nivel
de consciencia sobre vos mismo y sobre todas las cosas que ocurren a
tu alrededor, y sobre todo tu claridad y serenidad para moverte hacia
adelante en la dirección que necesites para ser tu mejor versión.
Buen articulo! Enhorabuena!
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