lunes, 29 de agosto de 2016

¿Cuanto valgo? - Oda al #nomakeup que empezó Alicia Keys

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Alicia Keys empezó el movimiento #nomakeup y explica el por qué acá: http://www.lennyletter.com/style/a410/alicia-keys-time-to-uncover/

Hay una carrera implícita (y bastante explícita, también) por ser más y más perfecta. Esa carrera no tiene límite y cada vez llega a incluir medidas más extremas para intervenirse a uno mismo. 

En un momento de la historia donde el juego con la apariencia se comió al humano que vive dentro, vale la pena recordar, conocer, mimar, y consentir a ese ser natural. Vale la pena hacer un pequeño silencio para admirarlo tal cual es y dejar de desear q sea diferente. Vale la pena transmitirle que es perfecto y suficiente.

No me parece mal maquillarse, vestirse, esforzarse por elegir ciertas ropas o estilos que transmitan exteriormente como se siente uno por dentro. Me parece divertidísimo jugar con la estética. Pero todo tiene una forma sana de llevarse a cabo, y otra q es extrema. ¿cual es la línea entre hacerlo de una manera o de otra?

Para mí es la actitud interna.



Cuando uno se ocupa de la apariencia con el entusiasmo de un niño que juega con colores y texturas, o con la exploración estética de un artista que disfruta de expresarse, esta buenísimo. Cuando necesitas hacerlo todos los días, y si no lo haces, tenés miedo o verguenza de que te vean, ahí se volvió una adicción que te controla la vida y que restringe tu libertad.

Hay momentos en donde nos encontramos en una carrera para la cual nunca compramos un número. Igual hacemos ciertas cosas, o perseguimos ciertos objetivos porque la gente con la que estamos a diario lo hace. Es inevitable que se nos peguen formas de comportamiento, valores a admirar, prejuicios. Eso es divertido en el sentido en que nos permite sentirnos parte de un grupo, e incluso puede generar experiencias nuevas que nos permitan aprender más sobre el mundo y las personas. Pero en algún momento esa compra de valores y juicios ajenos que tragamos sin pensar tiene que parar. 

Seguro que hubo algun momento en tu vida en que empezaste a percibir que así como estabas, nadie te miraba, o te dejaban de lado para acercarse al grupito de chicas "cool" de la escuela. Esas chicas ya se maquillaban, o se arreglaban, o se veían naturalmente atractivas. Y entonces vos te viste a su lado, y te comparaste. Juzgaste que no eras suficiente. Te sentiste boba, fea, inferior. Observaste el resultado del trato que recibían ellas al verse de determinada manera, y sentiste que tu apariencia te dejaba en desventaja en un millón de otros niveles. De a poco empezaste a asociar tu estética con tu valor como persona, con tu éxito, con tu capacidad de generar oportunidades y relaciones.

Cuando uno puede responder a esa demanda y presion grupal por verse y ser como los demas, es difícil encontrar una razon para detenerse. Sobre todo teniendo en cuenta que si no sos parte de ese movimiento, el mundo te deja afuera. Me refiero a que hoy todos buscan recursos económicos para mejorar su imagen, con el fín de ubicarse en algún lugar de esa carrera. Es difícil parar. Porque cuando jugás el juego los demás te devuelven una respuesta de aceptación que se vuelve adictiva. Te premian teniéndote en cuenta e incluyéndote en sus grupos, o con likes en redes sociales, o con popularidad, miradas de aprobación, invitaciones, etc.

 Y tendemos a confundir eso con cariño.

Todos tenemos la experiencia de haber salido a la calle en un atuendo normal de tarde. Jogging, zapatillas u ojotas, remera, pelo atado en una colita o rodete. ¿Intentaste hacer un trámite normal en la calle ese día? Compará esa experiencia con hacer lo mismo pero bien vestida/o. De repente sentís que los empleados te sonríen, o se esfuerzan más por ayudarte. Te registran. Se comprometen con tu situación. Simplemente demuestran mejor predisposición. 

Es una realidad. 

A mí, lo que me duele y me pincha adentro (motivo que me llevó a escribir este post), es que siento que estamos juzgando todo lo que vemos, todo el tiempo. Inconscientemente ubicamos a la gente en una escala de valores, y si nos parece que lo vale, la tratamos mejor. Sentimos que nos conviene caerle en gracia. ¿Por qué?

Por que creemos que vamos a poder extraer algo de esa persona. Algo que nos conviene poseer.

Así, nos reducimos a objetos en una estantería. Nos ponemos lindos, nos maquillamos para ser deseables a los ojos de los demás. Para que los demás se sientan más propensos a ayudarnos, a abrirnos una oportunidad laboral, a responder más efectivamente a algún pedido, a entrar en algun tipo de relacion con nosotros.


Y todo es hermoso y muy normal, si. 


¿Pero nadie se puso a pensar nunca que todo esto es una pelotudéz? 

Disculpen el exabrupto de mi efervescencia, pero...

¿Nadie se dió cuenta de que si te presentás de ese modo, a la hora de la verdad, todas esas relaciones van a salir corriendo?
¿Nadie se dió cuenta nunca de que todo eso es falso y hueco?
¿Nadie se dió cuenta de que esto no funciona, y no toma en cuenta la realidad de cada persona?

Dejemos de darle valor a las personas, por favor. Dejemos de acercarnos con más insistencia a aquellos que creemos que nos hacen ver bien, o que nos aportan status, o que nos pueden dar algo.


Al fin y al cabo este tipo de relaciones son egocéntricas. 


"Te quiero cerca porque ME conviene". 

Porque sos linda/o y te adopto como un objeto decorativo del cual me enorgullezco ser el dueño. Porque tenés plata. Porque sos popular y me hacés quedar bien. Porque tenés un puesto de gerente en una empresa importante.

Todo una obra de teatro.


+ + +
Tenemos la capacidad de ir más allá y simplemente compartir(nos) con las personas por puro amor. Tenemos la capacidad de disfrutar el estar cerca, de impregnarnos de la atmósfera del otro. De disfrutar del otro sin poseerlo o sin esperar extraerle nada.

El mejor regalo que le podés hacer si realmente lo querés es darle la libertad para ser el/ella mismo/a, y aceptarlo. Y honrarlo en silencio. Y de todo corazon desearle que brille desde adentro. Que cumpla sus sueños. Que logre elevarse hasta la cima de su propio cielo. Que comparta toda su enorme sabiduría interna, talentos y habilidades con la mayor cantidad de gente posible. Y que sea felíz.


Todo lo demás es negocios. Conveniencia. Especulacion. Codicia. Egocentrismo.

Sos mucho más que un objeto premium en un estante de lujo. Sos mucho más que tu maquillaje o tu ropa. Sos tanto más que tu trabajo, tu plata, o tu título. 

No presentes estas etiquetas exteriores para que te eleven el valor ante la mirada de los demás. Porque te estás desmereciendo. Subestimando. Tu valor no está apoyado en todo eso.

Ya sos exitoso y viniste a este mundo sin deudas. Sos completo asi como sos.

 Y no te vendas. No necesitás ser comprado.

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