sábado, 13 de diciembre de 2014

Recuerdos de mi primer viaje: Canadá año 2000

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Las catarátas de Niágara. Canadá 2000.

Desde que tengo uso de razón quiero viajar. La sensación es inexplicable, el deseo y la convicción de que yo TENÍA que ir sí o sí a Canadá, Escocia, Irlanda, Rusia, etc. etc. etc. eran muy fuertes, casi como un mandato divino y no como un gusto personal. Supongo que es lo mismo que le debe pasar a todos los viajeros. Se vive no como un sueño lejano, sino como una urgencia imperiosa que uno no tiene opción de desescuchar.


Cuando fui creciendo me desayuné que no era tan fácil ser todo lo libre que yo quería; aparentemente para viajar había que tener mucho dinero, trabajar duro, y ahí después quizás tener unos 15 días para visitar una o dos ciudades desde atrás de unos anteojos negros y el visor de una cámara mientras esquivabas las masas de turistas. Había algo que no me cerraba del todo en este panorama, aunque no sabía muy bien qué era.

Yo imaginaba que viajar era como volar. Me veía abarcando todo, conociendo cada recoveco de la Tierra y sobrevolándolo en un aladelta, inspirándo profundo y guardándomelo todo en el corazón. Sentía que tenía que ir por el mundo buscando reencontrarme con mi familia perdida. Era una cuestión de amor a distancia. No entendía por qué tenía tanta urgencia de reconectarme con esas personas que eran “desconocidas”, y no tenían por qué atrerme, pero lo hacían. Mi sueño era muy fuerte. Cada día escribía en mis cuadernos, dibujaba, y me imaginaba allí.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Por suerte la realidad superó a la imaginación con estos árboles congelados en las Cataratas de Niágara.

Un día finalmente pasó. Era el año 2000 y mi mamá había ganado un juicio que le dejó exactamente 1500 pesos argentinos (en ese momento eran 1500 dólares). Así que a los 16 años pude pasar un mes en Canadá, cerca de Toronto, en la casa de unos amigos de mi familia. Era invierno y a mi primer viaje en avión, sola, y a otro país, se le sumó el conocer la nieve. Cuando el avión aterrizó miré por la ventana y ví un manto blanco que abrigaba la tierra; no entendía qué me estaba pasando pero se me caían las lágrimas.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
El panorama era más o menos así. Pueblo Withby, cerca de Toronto.

Una hora después de atravesar migraciones (no tenía idea de quiénes eran esas personas que me hacían tantas preguntas) salí y me encontré con una mujer de ojos claros y sonrisa enorme que me estaba esperando. Era Blanca, la mamá de la familia con la que me quedaría un mes. Yo estaba totalmente descolocada y felíz, aunque muy sensible. Estaba viviendo mi sueño. Me acuerdo que me llevó a desayunar y fue la primera vez en mi vida que no me entró ni un bocado de muffin en el cuerpo.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Desde la mesa del desayuno veía cuánto había nevado según cuán altos eran los almohadones de nieve en la silla y mesa de plástico del deck.
Esa mañana había sol, con lo cual estaban a la mitad de su tamaño normal.

Por la calle yo miraba y había amplitud, nieve, frío, más amplitud, algunas hermosas casas, personas caminando emponchadas hasta las orejas, más nieve, más frío, y sin embargo tanta calidéz y tanta alegría que no me entraba en el pecho. En ese momento no entendía la dimensión de lo que estaba viviendo.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Toronto city.

Durante ese mes viví muchas cosas y aprendí las primeras diferencias culturales. Fue el primer encuentro que tuve con un lugar en donde se vive diferente; muchas cuestiones básicas nuestras no existían, y viceversa. Por ejemplo, allí el gerente del supermercado se paraba en la puerta a darle la bienvenida a todo el que entrase. Y la gente por la calle era muy amable, aunque mucho más reservada que en Argentina. Me dí cuenta que había una diferencia radical, y es cómo el canadiense ocupa el espacio público: no lo ocupa. En Argentina el espacio que separa a dos personas no es demasiado grande ni demasiado inviolable; de hecho con cualquier persona por la calle nos ponemos a hablar como si la conversación ya hubiera empezado antes del “hola”. Con el argentino (y sobre todo con el porteño) no hay ninguna pared de individualidad que romper. Con el canadiense sucede otra cosa; la gente no se mira por la calle si no se conoce oficialmente. Esto fue lo único que me costó, la sensación de que cada uno vivía en su mundo, pero lo ignoré porque estaba fascinada con todo lo que estaba aprendiendo de este país nuevo que ya antes de conocer, amaba. Un día estabamos desayunando y uno de los hermanos de la familia, que en ese momento estaba en la universidad, comenta que le había llegado un cheque del gobierno devolviéndole mil y pico de dólares por los impuestos que había pagado en los últimos 3 meses. WHAT?? Sí. Así como lo escuchás. El gobierno apoya a los estudiantes y no permite que paguen impuestos. Peor. En realidad ya habiéndolos pagado, voluntaria y explícitamente el Sr. Gobierno de Canadá saca cuentas, escribe un cheque a nombre del humano en cuestión, y lo manda por correo a su casa. Como te imaginás, esto me rompió la cabeza. Yo nunca había imaginado que en la tierra existía un lugar donde el gobierno te ayude. Todo lo que yo conocía hasta el momento era exactamente lo opuesto y ni siquiera lo juzgaba; simplemente era la realidad.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Toda mi perspectiva cambió en ese viaje. Y no tiene nada que ver con el hecho de haber subido 500 mts a la CN Tower y haber visto la ciudad de Toronto bajo mis pies a través de un piso de vidrio. O tal vez sí...

Y mis días pasaban así sorprendida y enamorada, un poco boba, por Canadá.


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Ese año me convertí en catadora de capuchinos y tortas. Es que era invierno...

Un día visité la escuela (recordemos que en ese momento yo tenía 16 años) y como también tenía las preocupaciones de una chica de 16 años, choqué un poco con el hecho de que casi todas las chicas eran rubias de pelo lacio, vestidas de última moda. Me sentí un poco incómoda, pero no tanto como para empañar mi dulce enamoramiento con el país.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Cuando volví hice una carpeta de fotos de Canadá, con papeles de colores y diferentes dibujos.
Toda una adolescente enamorada...

En Canadá también probé por primera vez el dulce de leche casero. Puede ser inquietante para un argentino descubrir esto en la práctica, pero el dulce de leche aparentemente no es la prioridad de importación nro 1 para todos los otros países del mundo. Sí. Es duro muchachos. La buena noticia es que se puede hacer con leche condensada en el módico tiempo de 5 horas (4 de hervor + 1 de espera). En ese tiempo podés salir a recorrer el barrio, que tiene 50 cm de nieve, con lo cual hacer diez cuadras te toma 5 horas; y es exactamente lo que necesitas para volver a la casa muerta de hambre y frío, lista para disfrutar de tu postre como si fuera la salvación.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
La evidencia que da fé de hasta dónde me llegaba la nieve el día del dulce de leche. Dicen que la relación entre la nieve y el dulce de leche es directamente proporcional: cuánto más nieva, más lo disfrutás.

Otro gran recuerdo fue aprender a esquiar. Tuve mucha suerte de ser chica e ir a parar a la casa de argentinos que me trataron como una hija más. Cuando me llevaron por primera vez a ver las pistas tuve que hacer fuerza por mantener los ojos en sus órbitas. Unos días después tenía arreglada mi primera clase particular con Peter, un señor muy bueno que me hacía acordar al abuelito de Heidi. Tendría al rededor de 50 años, pero un estado físico que era para envidiar. A esa primera clase le siguieron 4 o 5 más durante toda esa semana. Si bien las temperaturas eran aceptables en general, un día hicieron unos 20 grados bajo cero, y empecé a estar muy tonta. Literalmente estando parada quieta en la nieve, me caía. Me reía por cualquier cosa, y mi cuerpo no reaccionaba a lo que yo le pedía que hiciera. Peter me contó que el frío espesa la sangre y no llega tanto oxígeno al cerebro. Eso lo explicaba todo. Así que entramos por unos minutos a una base en la montaña que tenía una chimenea encendida. Se sacó los anteojos para la nieve y me dí cuenta de que era la primera vez que le veía los ojos. Era un hombre muy muy bueno y si no fue mi abuelo en otra vida, le pega en el poste. Me contó que tenía una hija mas o menos de mi edad, con un nombre que era muy difícil y no recuerdo pero sonaba algo así como “Javal”, aunque seguro se escribe Jhablashkajcnkjndfkbjsnfgal”. Al parecer hacía pocos años su mujer había fallecido por un accidente muy tonto. Ella fumaba, pero nunca dentro de la casa. Así que salía a la puerta con una campera a penas apoyada sobre los hombros para aguantar esos 3 minutos fuera de la calefacción. Un día se resbaló con una piedra y cayó de cara a la nieve. Como quedó inconsciente y nadie la vió, se congeló. Peter era una persona con mucha sabiduría, y había podido superar el dolor de su mujer junto a su hija. Se habían vuelto muy unidos. Siempre me voy a acordar de él.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Peter y yo.

Lo lindo de los viajes es que uno está fuera de su atmósfera conocida y segura, y por ende, está mucho más expuesto a la magia que el universo tiene guardada para nosotros. 


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
El universo me acogió en esta casita durante un mes.

Inevitablemente TENEMOS que confiar más en el mundo cuando estamos lejos de la red de seguridad que construímos. Así es como vas dándote cuenta de que hay miles y miles de ángeles, muchos más que gente peligrosa o turbia. Y la gente que vibre con tu sintonía va a encontrar la manera de aparecer para regalarte experiencias o aprendizajes valiosos para tu vida.


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Me regaló mi primera guerra de nieve.


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Y paisajes y caminos como éste, en Niágara.


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Y fotos como ésta.

Agradezco haber cumplido mi primer gran sueño tan jóven, porque aprendí muchísimo, me inspiré, conocí otras formas de vivir, y sobre todo empecé a abrir la cabeza antes de cristalizar miedos o prejuicios irracionales.  Y agradezco que ese viaje me inspiró tanto que muchos años después todavía tenía envión para rato. Fue el primer viaje de muchos, y uno que voy a guardar en mi corazón toda la vida.


viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Port Perry, un pueblito que vale la pena visitar si vas a las Catarátas de Niágara. Te bajas de la autopista un poco antes y vas bordeando el agua por este lugar de cuento.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
Los caminitos de Port Perry.

viaje a canada, creatividad, viajes, inspiracion
La última imágen que me regaló Canadá mientras me subía al auto para ir al aeropuerto. Un Canadá con sol.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentá abiertamente eligiendo abajo en Comentar Como, la opción "nombre/URL" y si querés poné la dir de tu pag en URL, o dejalo vacío. Tus comentarios y opiniones me ayudan a mejorar este blog :)